Sus primeros amoríos con la música fueron con el bossa-nova de esas
épocas y el estrambótico sonido del rock que nacía en los 60's.
Sin embargo el "Kiri" Escobar trascendería a la novedad de aquel género,
gracias a su participación en la puesta en escena de MUERTE Y VIDA
SEVERINA, una obra que lo cambio radicalmente, dejando a un lado la
guitarra eléctrica por una de palo y un mensaje más comprometido con la
sociedad y su eterna lucha por un vida digna.
En ese camino entabla amistad con grandes personalidades como Chabuca
Granda, Cesar Calvo entre otros convirtiéndose en un referente en los
círculos artísticos y literarios de la capital.
En el 86 fue Director Musical del SICLA, evento organizado por el
primero gobierno aprista, y que reunió a grandes figuras de
Latinoamérica, lo que ayudó a impulsar su carrera artística,
lastimosamente al año siguiente sufre un accidente automovilístico, por
lo que viaja a Cuba para su tratamiento y luego a Francia para su
recuperación, donde termina quedándose por más de una década. Durante su
estadía en Europa sigue brindando recitales que lo hacen un figura muy
querida y reconocida en esas tierras.
A su retorno a Perú, se compromete
en la lucha por los derechos de los artistas, mediante la política y la
canción; impulso la campaña contra la APDAYC y colaboró con Susana
Baca, en su paso por el Ministerio de cultura.
En sus 50 años de carrera artística, ha pisado escenarios en Ecuador,
Cuba, EEUU, Francia, y Roma, entre otros, donde también ha sido
galardonado confirmando así la importancia de la canción popular y el
potente mensaje que esta lleva en sus melodías, y que el Kiri Escobar ha
sabido retratar en sus versos: una realidad que venimos arrastrando
décadas atrás, contrastando con elocuencia e ironía, las injusticias que
sufren los venidos a menos.
Jesús Daniel Fernández Rivera
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